Llegó el esperado Torneo de Campeones del LORCA CLUB DE GOLF, al que asistían tanto los 6 clasificados de la temporada como otros socios interesados. El escenario para la ocasión: REAL CLUB VALDERRAMA, sobran las palabras…
Previo:
Antes de la llegada al destino aprovechamos para pasar por algunos de los otros campos emblemáticos de la zona: San Roque, La Reserva, Sotogrande y Finca Cortesín. Todos con instalaciones de primer nivel y campos cuidados con mimo.
Llegada al hotel:
Fuimos llegando al destino: el hotel Almenara. Un 4* de la cadena NH que está dentro del complejo de Sotogrande y muy cerca del campo, con habitaciones tipo duplex por los alrededores de los jardines y la piscina. Gran elección por parte de Paco Navarro, que llevó todas las gestiones de las reservas.
Tarde – noche:
Dejamos el equipaje y quedamos para una cena de hermandad previa al gran día. José Mª García Vaillo nos hizo entrega de un paquete de bolas conmemorativas del evento y un chaleco a cada participante (otro detalle a agradecer).
Nos costó un poco encontrar sitio para los aproximadamente 30 que éramos, pero finalmente nos acogieron en el Trasmallo de Agustino (en Torreguadiaro), un restaurante muy recomendable con pescados, frituras y tapas. Muy buen ambiente en la cena y en otras circunstancias ganas de quedarse a tomar algo más, pero muchos de los presentes (yo incluido) estábamos deseando ir a dormir y descansar para aprovechar al máximo al día siguiente. Dijimos de vernos sobre las 9 para el desayuno y nos fuimos a descansar.
Sábado 25 de noviembre de 2017:
Amaneció un día espléndido, y aunque habíamos quedado a las 9, fuimos apareciendo sobre las 8 uno tras otro, ¿nervios?, ¿prisa por llegar?, ¿alguno que no había pegado ojo?… Sea como fuere, allí estábamos gran parte del grupo con más nervios en el estómago que hambre.
Llegada al campo:
Fuimos llegando al campo sobre las 10h (teníamos salidas a partir de las 12:00h), y cuando aparcamos apareció personal del campo para cogernos las bolsas de palos y trasladarlas al caddy master. Hicimos tiempo entrando a la tienda y a los vestuarios, donde tienen varios cuadros con míticas fotografías de los grandes eventos celebrados allí.
Apenas 2 jugadores (socios) en el campo de tiro, al que no nos daban acceso hasta 45 minutos antes de la salida. Un campo de tiro con greenes reales, banderas y bunkers, y medidas hasta cada uno de ellos.
Una gozada practicar allí. Por supuesto nada de alfombras. Hicimos tiempo en el putting green, y nada más tocar la primera bola noté la velocidad que tiene, de campeonato. Pero noble, la bola no hace extraños en la trayectoria.
Campo de tiro:
Se acercaba la hora en la que nos permitían el acceso al campo de tiro.
10:50h => Todos revoloteando alrededor del campo de tiro y calentando.
11:00h => Músculos calentados, palos desenfundados, guantes puestos y los 17 presentes con la respiración acelerada.
11:05h => Alguno iba tomando posición y colocando el carro en alguno de los puestos.
11:10h => Nos dieron autorización para empezar y por fin llegó el momento: pirámides llenas de bolas Taylormade TP5 preparadas para ser golpeadas… y un asedio a los greenes. Bolas por todos lados, sin parar. Había adrenalina de sobra para eso y más.
Empezamos las partidas:
Sobre las 11:50h nos fuimos para el tee del 1. Junto a la salida, un puesto con agua, fruta, tees, tarjetas, etc.
Primera partida, máxima expectación entre los presentes y empieza el desfile, algunos a calle y otros al bosque.
Compartí partida con José Llamazares, un gran pegador, Antonio Segura y su juego al fade que siempre acababa en el centro de la calle, y Pedro Vicente, que nos hacía de «árbitro». Una vez más buena compañía y ambiente agradable de juego.
Nuestra partida fue la última en salir, y después de ver a todos salir con el Drive, cuando ya estaba con el hierro 6 en la mano para intentar entrar de 3 en el hoyo 1 (par 4) y jugar conservador pensé: «aquí hemos venido a divertirnos y Valderrama es una vez en la vida». Así que guardé el hierro, la chuleta con la estrategia marcada hoyo a hoyo, cogí el Drive y le dí con todas mis fuerzas… Resultado: bola al bosque y a pelear entre las encinas.
Mientras paseábamos por el campo era curioso oír cómo iban cayendo las bellotas al suelo, una, otra, otra… y cuando estaba bajo los árboles las iba pisando, así que otra dificultad añadida si te vas fuera de calle. Apenas había ruidos, se respiraba tranquilidad a través de un bosque y no se veían edificaciones.
Pronto me dí cuenta que en Valderrama o tienes muy buen toque para pasar por encima del imponente arbolado o debes jugar golpes tendidos bajo los árboles porque el riesgo de empotrar la bola en alguno es muy elevado.
Fueron transcurriendo los hoyos decentemente, agarrándome al campo y salvando el bogey en los 3 primeros. Pero amigo, llegamos al hoyo 4: «la cascada», y después de quedarme a tiro de wedge para entrar a green mandé 2 bolas al agua. Primera raya y a seguir.
Entre bogeys, dobles bogeys y rayas llegamos al hoyo 8. Salida que se fué a los árboles de la izquierda, pegó justo en el tronco de uno y rebotó hacia la calle, ufff. Hierro 9 para 110 metros por encima de los árboles que protegen la entrada y quedó a unos 2-3 metros del hoyo. Oportunidad de birdie que finalmente… ¡entró!. Ya me puedo ir satisfecho, pensé. Pase lo que pase eso me lo llevo, y aquí en casa guardo la bola de recuerdo.
Pude comprobar lo que vemos en televisión, cuando un jugador aprocha, pasa cerca de bandera y piensa que se va a quedar a 2 metros, y sigue rodando, y no para, y se sale de green, y se va cuesta abajo 20 metros… Sí, eso pasa en este campo. También pudimos ver lo que es un rough de verdad, y junto al green, que si le pegas justo no sales y si le das para que salga te cruzas al otro lado. Así que ya sabes, o vas a green directo o prepárate para golpes de aproach tensos. Ahora bien, el campo estaba en perfecto estado de revista.
Fueron pasando los segundos 9 hoyos y llegamos al famoso hoyo 17. Que distinto se ve desde la calle, que fácil parece aterrizar en el green, y qué poco margen de error tienes: si te quedas un poco corto te vas al agua y si no la paras vas a los bunker de atrás, y como no la saques bien te cruzas y al agua de nuevo.
Terminamos nuestra partida y nos reunimos con el resto de compañeros. Todos sonrientes, aquí todos somos ganadores y el premio es igual para todos: haber tenido la experiencia de jugar en Valderrama.
Acceso al museo:
A la finalización de las partidas nos esperaba D. Fernando Padrón (Director de Operaciones) para enseñarnos el museo, y comentarnos algunas curiosidades del club. Todo un detalle por su parte que agradecemos enormemente.
Es un club privado, con 450 socios, que recientemente han adquirido el campo. 1/3 son españoles, otro 1/3 son ingleses y otro 1/3 del resto del mundo. Hay que tener recomendación de al menos 2 socios para poder acceder a la lista de espera. No está pensado para su uso continuado, por ello otro requisito es que la vivienda habitual no esté en la zona. La idea es que el campo no esté saturado. La privacidad es fundamental en el club, y sólo permiten el acceso a externos durante determinadas épocas del año y a partir de las 12h, como fue nuestro caso.
Entrega de trofeos y cena:
Prácticamente anocheciendo nos despedimos del campo y fuimos al hotel a descansar. Antes de la cena, nos reunimos en un salón para hacer la entrega de trofeos de la temporada. Después de unas palabras de introducción, nuestro presidente David Abellaneda, tenía preparada una placa a modo de reconocimiento para cada uno de los miembros de la Junta Directiva, agradeciendo el trabajo y el esfuerzo compartido.
Posteriormente procedió a la entrega de los trofeos. La clasificación de la temporada fue:
1ª Categoría:
1 – Salvador Paredes Quiñonero
2 – Javier Gutiérrez Degano
2ª Categoría:
1 – José Llamazares Marín
2 – Antonio Arques Martínez
Categoría senior:
1 – Antonio Segura Aznar
2 – Juan Montiel García
Gracias al Lorca Club de Golf por la experiencia y a toda la junta directiva por vuestro trabajo, nos llevamos uno de los mejores regalos posibles: el recuerdo de este fin de semana para siempre.
Gracias al Real Club de Valderrama por la acogida y el trato recibido. Un sueño hecho realidad que recomendamos a todo aficionado a este deporte.
Antonio Arques.
Que grande eres Antonio !!!
Lo ha ganado todo !!