21 Abr, OF COURSE !!

 

DUELO EN MM RESORT

El lugar: Mar Menor Resort un 17 de abril, 4:30 PM, 21 grados. La modalidad FourBall. Los contendientes: por una parte Maquinita BBB (hcp 15.6), nadie la recuerda buscando una bola; Salvatore Giuliano (20.5), un killer con el putt en la mano; enfrente, Anthony «The Archer» (24) y sus flechas al draw; y un humilde servidor (18.6).

La épica del golf se alimenta de míticos duelos al sol sobre verdes praderas y el escenario era perfecto. Todo en su lugar excepto mi swing.

Al ocaso y con viento suave de levante, comenzaron las hostilidades. Sin calentar, por supuesto. Y cuando sales al tee del uno contra una pareja letal pensando: «tengo dos hoyos para coger ritmo»,  ocurre lo inevitable. 4 abajo después de 4 hoyos. Y yo buscando mi swing por los recovecos de mi bolsa de palos. Nada. Me lo he debido dejar en casa.

Todo apuntaba a una derrota humillante cuando The Archer, sin hacer ruido, encadena un birdie y cuatro pares (no hace falta que vuelvas al principio, aunque cueste creerlo es hcp 24 y no 2.4) para remontar y acabar uno arriba al final de la primera vuelta. Y yo de espectador.

Comienzan los nueve segundos con la misma tónica. Anthony 6 para 3. Anthony 4 para 4 y ya estamos dos arriba con mi inestimable ayuda. Le doy agua. Le doy frutos secos. Le atiendo la bandera. El caddie perfecto.

Camino al 12 saco mi retahíla de frases motivantes colchoneras. «Nunca dejes de creer… Si se cree y se trabaja se puede… Hasta el final hay partido…» Y FUNCIONA. Salida a 75 mts de green cuesta arriba y viento en contra. Approach al centro de green y hoyo ganado por mí.

Llegamos al Amen Corner 3 arriba pero con las espadas en alto. Nada ocurre en el 13 y pasamos al imponente par 3 siguiente. Hasta bandera 145 mts sobre el lago. Con el sol cayendo sobre el skyline del resort y una afición multicolor —aunque predominaba el salmón— en los balcones preparo el golpe y…»shot of the day». A tres metros del trapo. Con la pareja contrincante en bunker poco importa que mi compañero se haya quedado corto. Pero Maquinita BBB y Salvatore no son de los que se rinden. Desde la arena la dejan a tres y dos metros, respectivamente. Mi putt de birdie parece que se ha alejado unos cuantos pasos. Al final hoyo empatado. Y también el siguiente.

Con las sombras cayendo sobre la ondulada calle del 16, nos disponemos a afrontar el desenlace. Y el impredecible geniecillo del golf, después de jugar conmigo toda la tarde, me tenía guardado el momento de gloria. Salida de manual. Golpe a green. Primer putt que se queda 1 metro y medio corto. Silencio total en el green solo roto por el graznido lejano de un ave. La luz que escasea cada vez más. La imagen reciente de Sergio en Augusta que viene a mi mente. La voz del Cholo resonando en mi interior: «vamos dále, dále, vos podés». To win match. Respiro, sonrío, apunto y…. la bola está dentro. Cuatro golpes que hacen baldíos los esfuerzos del bando contrario.

La magia del golf en un solo segundo. El cierre perfecto a una de esas tardes que el golf te ofrece. Aire libre, ejercicio, amigos, risas, pullas respetuosas al rival —o no tan respetuosas—, competitividad, y diversión. Mucha diversión. Y como tantas veces en esos días irritantes en el campo, siempre te queda al final uno de esos golpes que te hace cargar los palos en el coche contando las horas hasta volver al tee del uno.

José Luis García

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